Hola a Todos !!! y llegó el último capítulo del Cuento de Jorge Búsico "Rugbiers" !!!!!
Hoy sabremos quien ganó el partido!!!! nos enteraremos quién es el nuevo campeón!!!!
Que lo disfruten!!!!
Capítulo VII
Los últimos tres minutos se juegan en campo de Fomento. Los de Tradicional empujan y los de Fomento resisten. Hay un line en cinco yardas. Gonzalo y Rodolfo están en la cola. Ganan la pelota los de camiseta rayada. Arman un maul y los de rojo lo derriban. Penal. Es muy esquinado para probar a los palos, el pateador no está en un buen día y no hay más tiempo para nada. Entonces, el Flaco Yrigoyen opta por el scrum en cinco yardas. Es la última jugada. Los dos packs se vuelven a reunir por separado. Se dicen que es la última. Los ocho de Tradicional tratan de empujar, pero los de Fomento están bien armados. Gonzalo ya pensó en levantarse. Rodolfo ya recordó la frase del Negro: “Ojo con el ocho”. Gonza agarra la pelota y encara por el ciego, por el costado más angosto de la cancha. Se lleva puesto al medio scrum y enfila hacia la bandera del ingoal que da a la pileta. Cuando se está por tirar para apoyar, Rodolfo le encaja un tackle abajo de la cintura que lo tira afuera. Final. Los de Tradicional se agarran la cabeza porque ya sabían que Acassuso había ganado. Los de Fomento se abrazan sin saber que la derrota de El Imperial los deja en el cuarto puesto, un lugar nunca alcanzado por ningún equipo en la historia del club. Emilio y sus amigos putean al aire. Pedro se le sube a caballito a Freddy. Ni los goles de Racing los gritaba así.El tercer tiempo es en el bar clásico del club Tradicional. Allí todos dicen que se arma el mejor tercer tiempo por la calidad y cantidad de bebidas y comidas. Emilio está en el lugar de siempre, en uno de los codos de la barra, con un vaso de whisky en la mano. Cuando manotea el bolsillo de su camisa se da cuenta que se bajó un atado de fasos durante el partido. Pedro mira todo asombrado y ya va por la tercera cerveza. Rodolfo llega arrastrando su bolso. No puede ni levantar los brazos. Agarra una botella y se tira en un sillón. Gonzalo ni siente sus piernas. El y sus compañeros lloraron en el vestuario, pero ahora están tranquilos con ellos mismos. Saben que dejaron todo.Gonzalo y Rodolfo miran, uno en una punta y otro en la otra, a la misma chica. Es una rubia de 16 años, socia del club, que desparrama sensualidad a cada paso. Sigue de largo y las miradas de los dos octavos se chocan. Gonzalo es el que encara. No a la rubia. A Rodolfo. “Te felicito. No sé de dónde saliste. Me sacaste el try del campeonato”, dice Gonza. “No sé, fui directo al bulto, a tacklear lo que estuviera cerca. Vos la rompiste, jugaste un partidazo. No sé si en nuestra edad hay muchos ochos como vos. Tenés que estar en Los Pumitas”, le contesta Rolo. Se abrazan y empiezan a charlar de varios temas. De repente, el díalogo se interrumpe. Pasa de nuevo la rubia. Y casi empujándose se preguntan al mismo tiempo: “¿A ver quién gana ese partido?”. La rubia les avisa que no insistan, que se está por ir a ver a su novio a otro tercer tiempo. Su novio también juega de ocho, pero en Acassuso, el campeón de la Menores de 17. “Es un choto”, dice Gonzalo riéndose a los gritos cuando la rubia ya se fue. “Además, es medio gonca”, agrega Rolo a pura carcajada. Los dos lo saben: habrá revancha.
FIN
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