
Hola a Todos !!!!!! les récordamos los horarios del entrenamiento del sábado 9:30 hs en el Anexo y le informamos que en caso de llover se suspende en el anexo ...... bueno aca va el 3º capítulo del cuento..... les resulta interesante, les gusta ????? espero sus comentarios !!!!
Capítulo III
El Tradicional está a pleno como cualquier jueves que antecede a un fin de semana importante. Hace mucho que el club no logra títulos en la Primera. Lo mismo pasa con la Intermedia y la Pre. Por eso, los socios consideran que hay que estar juntos para darle apoyo a los chicos de la Menores de 17. Después del entrenamiento habrá una cena en el restaurante principal del club, un bellísimo lugar de arquitectura inglesa de fines del siglo XIX, decorado en madera y con una enorme chimenea en el centro. Habla un sobreviviente del famoso equipo campeón invicto de 1957, el capitán general y el actual capitán de la Primera. Gonzalo come, escucha y vuela. Imagina cada movimiento que hará el domingo. Sueña con apoyar el try del triunfo en el último minuto, en el lugar que todos sueñan en el club: al lado de la tribuna, en el ingoal que da a la pileta. El resto de los chicos están en la misma frecuencia. Lo hacen y se los hacen sentir. De pronto, Gonza ve que su padre, quien le inculcó la pasión por el rugby, se le acerca con su físico imponente (él también fue forward, pero segunda línea) y una sonrisa repleta de orgullo. Se le arrima al oído y le susurra: “Me acaban de decir que quizá te llamen para Los Pumitas”. … Fomento vive el jueves más importante de su vida. Al club lo crearon entre 10 tipos que se habían marchado de otro club de la zona, el San Tomás. Empezaron en un potrero y más tarde consiguieron un terreno para dos canchas, un vestuario y un quincho. A Freddy, uno de los fundadores, fue a verlo Pedro, que no sabía nada de rugby pero que había escuchado que ese deporte era bueno para los pibes. Rodolfo quería ser futbolista, y era bueno: le gustaba tirar caños y demostraba guapeza para bancarse las patadas. “Traelo al club. Acá va encontrar contención, porque el rugby te enseña el compañerismo, el respeto por el otro y te da sentido de pertenencia. Además, no corre un mango. Todo lo hacemos a pulmón. Que venga y que pruebe. Yo lo voy a ayudar”, le dijo Freddy a Pedro. Rodolfo, quien rápidamente se convirtió en Rolo (el rugby es un deporte de apodos), no entendió nada cuando su padre le hizo la propuesta. El primer sábado no se lo va a olvidar más. Se preguntaba con toda la inocencia de un niño qué hacían esos que jugaban con una pelota ovalada que picaba para cualquier lado, que pasaban la pelota para atrás y que la pateaban afuera para avanzar. Mucho menos cuando veía a ocho que se agachaban para empujar contra otros ocho. Le fue tomando la mano y, de a poco, le entró el gusto por tacklear. Sentía una tremenda descarga de energía cada vez que bajaba a otro. Enseguida el entrenador lo puso de tercera línea; primero de ala y, después, de ocho. Rolo recordaba todo esto mientras unas 40 personas se habían acercado hasta el quincho para alentarlos.
El Tradicional está a pleno como cualquier jueves que antecede a un fin de semana importante. Hace mucho que el club no logra títulos en la Primera. Lo mismo pasa con la Intermedia y la Pre. Por eso, los socios consideran que hay que estar juntos para darle apoyo a los chicos de la Menores de 17. Después del entrenamiento habrá una cena en el restaurante principal del club, un bellísimo lugar de arquitectura inglesa de fines del siglo XIX, decorado en madera y con una enorme chimenea en el centro. Habla un sobreviviente del famoso equipo campeón invicto de 1957, el capitán general y el actual capitán de la Primera. Gonzalo come, escucha y vuela. Imagina cada movimiento que hará el domingo. Sueña con apoyar el try del triunfo en el último minuto, en el lugar que todos sueñan en el club: al lado de la tribuna, en el ingoal que da a la pileta. El resto de los chicos están en la misma frecuencia. Lo hacen y se los hacen sentir. De pronto, Gonza ve que su padre, quien le inculcó la pasión por el rugby, se le acerca con su físico imponente (él también fue forward, pero segunda línea) y una sonrisa repleta de orgullo. Se le arrima al oído y le susurra: “Me acaban de decir que quizá te llamen para Los Pumitas”. … Fomento vive el jueves más importante de su vida. Al club lo crearon entre 10 tipos que se habían marchado de otro club de la zona, el San Tomás. Empezaron en un potrero y más tarde consiguieron un terreno para dos canchas, un vestuario y un quincho. A Freddy, uno de los fundadores, fue a verlo Pedro, que no sabía nada de rugby pero que había escuchado que ese deporte era bueno para los pibes. Rodolfo quería ser futbolista, y era bueno: le gustaba tirar caños y demostraba guapeza para bancarse las patadas. “Traelo al club. Acá va encontrar contención, porque el rugby te enseña el compañerismo, el respeto por el otro y te da sentido de pertenencia. Además, no corre un mango. Todo lo hacemos a pulmón. Que venga y que pruebe. Yo lo voy a ayudar”, le dijo Freddy a Pedro. Rodolfo, quien rápidamente se convirtió en Rolo (el rugby es un deporte de apodos), no entendió nada cuando su padre le hizo la propuesta. El primer sábado no se lo va a olvidar más. Se preguntaba con toda la inocencia de un niño qué hacían esos que jugaban con una pelota ovalada que picaba para cualquier lado, que pasaban la pelota para atrás y que la pateaban afuera para avanzar. Mucho menos cuando veía a ocho que se agachaban para empujar contra otros ocho. Le fue tomando la mano y, de a poco, le entró el gusto por tacklear. Sentía una tremenda descarga de energía cada vez que bajaba a otro. Enseguida el entrenador lo puso de tercera línea; primero de ala y, después, de ocho. Rolo recordaba todo esto mientras unas 40 personas se habían acercado hasta el quincho para alentarlos.
continuará...........
No hay comentarios:
Publicar un comentario